Todo buen ordenador de trabajo empieza por un procesador robusto capaz de seguir nuestro ritmo de trabajo. Muchos núcleos y una buena frecuencia de trabajo son factores determinantes a la hora de elegir el tuyo. Pero para evitarte el tener que comparar entre decenas de marcas te recomendamos apostar por primeras marcas como Intel o AMD, ya que son las mejor balanceadas en estos dos ámbitos.

Si nuestra intención es utilizar soluciones ofimáticas básicas como el paquete Office, navegadores o soluciones SaaS no necesitaremos invertir demasiado en nuestra tarjeta gráfica, lo que significará una rebaja considerable en el precio de nuestro ordenador de sobremesa. Si por el contrario necesitemos mover gráficos en altísima resolución, como puede ser el caso del modelado 3D, sí que necesitaremos workstations que incorporen buenas tarjetas gráficas como Nvidia o AMD.

La Random Access Memory, o RAM es una de las mayores responsables de que nuestro ordenador sea capaz de gestionar diversas aplicaciones y programas de manera simultánea. Para asegurarnos un funcionamiento fluido y sin esperas recomendamos que la memoria RAM sea de 4 GB como mínimo en los ordenadores más sencillos. Si hablamos de workstations es recomendable empezar a trabajar con memorias RAM de mínimo 8 GB. Y recuerda que todos nuestros ordenadores de sobremesa permiten ampliar esta memoria a posteriori de una manera rápida y fácil.

Documentos, carpetas, emails… Un ordenador de trabajo suele acumular una gran cantidad de archivos, por lo que es vital garantizar espacio suficiente en nuestro equipo de trabajo. Entre 250 y 500 GB suele ser suficiente para un ordenador de sobremesa normal, mientras que si hablamos de workstations será recomendable contar con más capacidad debido al peso de algunos archivos de trabajo. 

La alimentación y la refrigeración son otro de los apartados que debes estudiar a la hora de comprar tu nuevo ordenador. Como ves, los mejores PCs para jugar incluyen componentes que van a estar sometidos a mucha presión, por lo que es vital asegurarnos de contar con una fuente de alimentación capaz de mover sobradamente a cada uno de ellos. Y, por el otro lado, todo este esfuerzo genera calor. Mucho calor, de hecho. Y no queremos que tu partida termine súbitamente por un sobrecalentamiento. Por eso es vital contar con sistemas de ventilación adecuados o refrigeraciones líquidas que puedan mantener la temperatura del ordenador bajo control incluso en los días más calurosos de verano.